Los hombres somos cómplices y responsables de cada violación.

Los hombres que defienden la actitud de los violadores, que les disculpan acusando a la víctima, o que usan la frasecita «pues no todos los hombres somos violadores».. esos hombres (99%) y también el restante 1% somos cómplices y culpables de cada violación.

Nuestra responsabilidad principal es que nos beneficiamos de los privilegios que nos otorga la cultura de la violación y evitamos denunciar a nuestros amigos/familiares. Pero además hay otras responsabilidades que evitamos asumir, principalmente porque las disfrazamos de humor y porque evitamos ver la relación que tienen con las violaciones.

Creemos que con no violar es suficiente, pero no lo es, porque mantenemos actitudes a diario que sexualizan a las niñas y mujeres, actitudes que nos hacen percibir a las mujeres como objetos eróticos (chistes, piropos, porno, prostitución, comentarios entre hombres..). Estas actitudes normalizan la violación imaginada, y permiten a muchos hombres pensar que cometer una violación no traerá problemas para nadie, y los problemas que ella tenga nunca serán importantes para él.

La cultura de la violación se mantiene porque nos proporciona a los hombres la falsa percepción de que controlamos a las mujeres: el miedo inconsciente a la violación impregna en muchas mujeres cierta timidez o cautela en sus forma de tratar a los hombres a diario, eso nos transmite la sensación de ser superiores. Nosotros no tenemos esos miedos, podemos caminar por la calle a cualquier hora, no necesitamos ninguna compañía.

A continuación dos ejemplos de un mismo mecanismo del poder:

  • Para preservar la ley y el orden institucional está (entre otros) la policía, que usa la violencia para conseguir su objetivo. Mediante la violencia contra unos pocos mantienen el orden en el resto gracias al miedo. Quienes defienden a la policía defienden el statu quo que aquellos mantienen: cuando defienden sus actuaciones no les preocupa el bienestar de la persona policía, ni están luchando por “el bien” como idea de beneficio común, sino que están defendiendo los beneficios que obtienen directamente.
  • Para preservar al patriarcado y el sistema machista están (entre otros) los violadores y maltratadores de mujeres, que usan la violencia para conseguir su objetivo. Mediante la violencia contra unas mujeres mantienen en una sumisión injusta a muchas otras mujeres, y lo consiguen gracias al miedo. Quienes defienden a los violadores y maltratadores quieren beneficiarse del statu quo que mantienen: cuando defienden sus actuaciones no les preocupa el bienestar del violador ni el maltratador, no se están implicando por “los hombres” en general sino que están defendiendo un sistema basado en la cultura de la violación, en la violencia y el miedo, que les beneficia directamente. Éso es lo que realmente defienden, y por eso son cómplices y responsables.

Igual que la policía mantiene el racismo, los violadores y maltratadores sirven el mismo fín, porque el sistema racista lo abarca todo: leyes escritas y no escritas. Por eso cuando el violador es un blanco de Aranda tiene unos defensores que no tiene el violador inmigrante. Y es que como dice Silvia Agüero «si son moros, gitanos, negros, migrantes, los ven como unos salvajes que han destruido la vida de esa mujer intocable que es suya, porque solo si es blanca paya les pertenece.» Nunca debemos olvidar que el pensamiento conservador y reaccionario se basa en una norma muy sencilla: no somos todos iguales.

Enlazo esta guía para hombres cis que quieran acabar con la violación con una premisa clara: son ellos, desde su privilegio, los que tienen que terminar con esta masculinidad tóxica.

1 comentario

Deja un comentario